DICCIONARIO MÉDICO

Visión en túnel

¿Qué es la visión en túnel?

La visión tubular, también denominada visión en túnel o en cañón de escopeta, es un síntoma oftalmológico que se manifiesta como una reducción progresiva del campo visual periférico, manteniendo la visión central intacta. Esta limitación en el campo visual genera una percepción similar a la de observar a través de un tubo o túnel. La visión tubular puede estar asociada a diferentes trastornos médicos, patologías oculares y factores ambientales que inciden en la retina, el nervio óptico o el cerebro.

Algunas de las causas más frecuentes de la visión tubular incluyen:

  • Retinosis pigmentaria: Es una patología hereditaria y progresiva que afecta principalmente a los fotorreceptores de la retina denominados bastones, encargados de la visión periférica y en condiciones de baja luminosidad. A medida que los bastones se deterioran, el campo visual periférico disminuye, preservando la visión central en las primeras etapas de la enfermedad. Con el avance de la afección, la visión central también puede verse comprometida, resultando en una discapacidad visual importante.
  • Glaucoma: Es un trastorno del nervio óptico que se caracteriza por un incremento en la presión intraocular, lo cual puede ocasionar daño en las fibras nerviosas y una pérdida progresiva del campo visual. Si no se trata adecuadamente, el glaucoma puede desencadenar ceguera.
  • Lesiones cerebrales o accidentes cerebrovasculares: Pueden afectar las áreas cerebrales encargadas de procesar la información visual, lo que conlleva a una visión tubular.
  • Efectos secundarios de medicamentos: Ciertos fármacos, como los inhibidores de la colinesterasa empleados en el tratamiento del glaucoma y la enfermedad de Alzheimer, pueden provocar visión tubular como efecto secundario.
  • Exposición a sustancias tóxicas: Sustancias como el metanol pueden causar daño en la retina y el nervio óptico, generando visión tubular.

Para evaluar la visión tubular, se realiza una historia clínica detallada, un examen físico y oftalmológico completo, así como pruebas específicas para valorar el campo visual, como la perimetría o la campimetría. También se pueden llevar a cabo estudios de imagen, como la tomografía de coherencia óptica (OCT) o la resonancia magnética (RM), con el fin de identificar la causa subyacente.

El abordaje terapéutico de la visión tubular dependerá de la causa detectada y puede comprender el uso de medicamentos, intervenciones quirúrgicas, terapia génica o dispositivos de asistencia visual, como lentes de aumento o sistemas electrónicos de magnificación. Además, la rehabilitación visual y las terapias de adaptación pueden colaborar en el desarrollo de estrategias y habilidades que permitan a los pacientes afrontar la pérdida del campo visual y mejorar su calidad de vida.

© Clínica Universidad de Navarra 2023

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