DICCIONARIO MÉDICO

Traumatismo craneoencefálico

¿Qué es un traumatismo craneoencefálico?

El traumatismo craneoencefálico, conocido también por sus siglas TCE, es una lesión que ocurre cuando una fuerza externa causa una disrupción funcional o estructural del cerebro. Este tipo de lesión puede ser consecuencia de una variedad de incidentes, como caídas, accidentes de tráfico, golpes directos en la cabeza o heridas por arma de fuego o blanca. Aunque las lesiones pueden variar considerablemente en gravedad, desde una conmoción cerebral leve hasta un daño cerebral catastrófico, todas requieren una atención médica adecuada y oportuna.

La estructura del cráneo humano está diseñada para proteger al cerebro, un órgano vital para todas las funciones del cuerpo. Sin embargo, cuando se aplica una fuerza significativa a la cabeza, esta protección puede no ser suficiente para prevenir el daño cerebral. Además, la naturaleza única del cerebro como órgano, junto con la complejidad de las funciones que desempeña, hace que las lesiones cerebrales puedan tener efectos variados y a menudo impredecibles.

El diagnóstico de un TCE implica una evaluación clínica completa que comienza con la valoración del nivel de conciencia del paciente utilizando herramientas como la escala de coma de Glasgow. Los pacientes pueden presentar síntomas como dolor de cabeza, náuseas, vómitos, mareos, pérdida de conciencia, confusión, amnesia del evento, cambios en la personalidad o comportamiento, y en casos más graves, alteraciones en la respiración, el pulso y la presión arterial.

Para el diagnóstico detallado y la evaluación de la gravedad del TCE se utilizan pruebas de imagen como la tomografía computarizada (TC) y la resonancia magnética (RM). Estas técnicas permiten identificar hemorragias, fracturas craneales, hinchazón cerebral, herniaciones, contusiones y daño axonal difuso, entre otras lesiones que pueden resultar de un TCE.

El tratamiento del TCE varía según la gravedad de la lesión. En el caso de las conmociones cerebrales leves, el reposo y la observación pueden ser suficientes. Sin embargo, en los casos más graves, el tratamiento puede requerir una intervención médica agresiva para controlar la presión intracraneal, mantener la perfusión cerebral y prevenir el daño secundario al cerebro. Esto puede incluir medicamentos para reducir la hinchazón, cirugía para aliviar la presión o reparar las lesiones, y cuidados intensivos para monitorizar y manejar las complicaciones.

La recuperación después de un TCE puede ser un proceso largo y desafiante. Los pacientes pueden requerir fisioterapia, terapia ocupacional y del habla, y apoyo psicológico. En muchos casos, los pacientes pueden experimentar cambios a largo plazo en sus habilidades cognitivas, emocionales y físicas.

© Clínica Universidad de Navarra 2023

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