DICCIONARIO MÉDICO

Tibia

¿Qué es la tibia?

La tibia es un hueso largo que forma parte del esqueleto apendicular, específicamente en la extremidad inferior, y se encuentra en la región anteromedial de la pierna. Es el hueso más grande y resistente de la pierna, y desempeña un papel fundamental en la transmisión de fuerzas desde el fémur hasta el pie, así como en la estabilidad y soporte del peso corporal durante la bipedestación y el movimiento.

Anatómicamente, la tibia se articula en su extremo proximal con el fémur, formando la articulación de la rodilla, y en su extremo distal con el peroné y el astrágalo, constituyendo la articulación del tobillo. El cuerpo de la tibia es de forma triangular en su sección transversal, con una superficie anterior convexa y dos superficies posteriores cóncavas, separadas por los bordes interóseo y posterior. El cuerpo de la tibia se ensancha hacia su extremo distal, donde se encuentra la prominencia ósea conocida como maléolo medial, que contribuye a la estabilidad del tobillo.

La epífisis proximal de la tibia presenta dos cóndilos, el medial y el lateral, que se articulan con los cóndilos correspondientes del fémur en la articulación de la rodilla. Estos cóndilos tibiales son áreas de superficie articular recubiertas de cartílago y separadas por la eminencia intercondílea, donde se insertan los meniscos y los ligamentos cruzados. La tuberosidad tibial, ubicada en la porción anterosuperior de la tibia, es un punto de inserción importante para el tendón rotuliano, que transmite las fuerzas del cuádriceps femoral para extender la rodilla.

La epífisis distal de la tibia presenta una superficie articular plana y cóncava denominada plafón tibial, que se articula con el astrágalo en la articulación del tobillo. Además, en su aspecto lateral se encuentra la incisura fibular, donde se articula con el peroné, formando la sindesmosis tibiofibular.

La tibia es un sitio común de lesiones y patologías en el ámbito médico. Entre las lesiones más frecuentes se encuentran las fracturas de tibia, que pueden ser causadas por traumatismos directos, como golpes o caídas, o indirectos, como torsiones o fuerzas de compresión. Las fracturas de tibia pueden ser cerradas o abiertas, y su tratamiento puede variar desde la inmovilización con yeso hasta la fijación quirúrgica con placas, tornillos o clavos intramedulares.

Las infecciones óseas, como la osteomielitis, también pueden afectar a la tibia, requiriendo tratamiento con antibióticos y, en algunos casos, desbridamiento quirúrgico. Además, la tibia es un hueso que puede verse afectado por tumores óseos, tanto benignos como malignos, como el osteocondroma, el osteosarcoma o el tumor de células gigantes. Estas patologías pueden requerir tratamiento mediante cirugía, quimioterapia o radioterapia, según el tipo y la etapa del tumor.

© Clínica Universidad de Navarra 2023

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