DICCIONARIO MÉDICO

Retroalimentación negativa

¿Qué es la retroalimentación negativa?

La retroalimentación negativa, conocida también como inhibición por retroalimentación o feedback negativo, es un mecanismo fundamental en el ámbito médico y biológico que se refiere a un proceso mediante el cual un sistema responde a un estímulo al generar un efecto que contrarresta el estímulo original. Es, en esencia, un sistema de autorregulación que busca mantener la estabilidad o homeostasis en un sistema determinado.

Para comprender la relevancia de la retroalimentación negativa en medicina, es esencial reconocer que el cuerpo humano es un sistema intrincadamente equilibrado que depende de la constante monitorización y ajuste de sus diversas funciones. Desde la regulación de la temperatura corporal hasta el equilibrio de los niveles de glucosa en la sangre, la retroalimentación negativa desempeña un papel clave en garantizar que estos sistemas operen dentro de rangos saludables.

Un ejemplo clásico de retroalimentación negativa en medicina es la regulación de la glucosa en sangre. Cuando consumimos alimentos, los niveles de glucosa en la sangre comienzan a aumentar. En respuesta, el páncreas secreta insulina, una hormona que facilita la entrada de glucosa en las células. A medida que las células absorben glucosa, los niveles en sangre disminuyen. Una vez que estos niveles regresan a su rango normal, la secreción de insulina disminuye, previniendo una disminución excesiva de la glucosa sanguínea.

Otro ejemplo en el ámbito endocrino es la regulación de las hormonas tiroideas. Cuando los niveles de estas hormonas en la sangre son bajos, la hipófisis, una pequeña glándula ubicada en la base del cerebro, secreta la hormona estimulante de la tiroides (TSH). Esta, a su vez, estimula la tiroides para que produzca y libere más hormonas tiroideas. Sin embargo, cuando los niveles de hormonas tiroideas en la sangre alcanzan el rango deseado, la producción de TSH se reduce, disminuyendo a su vez la producción de hormonas tiroideas.

El sistema cardiovascular también utiliza mecanismos de retroalimentación negativa. Por ejemplo, cuando la presión arterial se eleva, el corazón responde disminuyendo su ritmo y fuerza de contracción, y las arterias se dilatan para reducir la resistencia al flujo sanguíneo. Estas respuestas colaboran en disminuir la presión arterial.

Es importante entender que la retroalimentación negativa no implica que haya algo "malo" o "negativo" en el sistema. El término "negativo" simplemente indica que la respuesta del sistema es opuesta al estímulo inicial. En otras palabras, si algo aumenta, la retroalimentación negativa actúa para disminuirlo y viceversa.

Desde una perspectiva médica, la perturbación de estos mecanismos de retroalimentación puede conducir a diversos trastornos y enfermedades. Por ejemplo, en la diabetes tipo 1, el páncreas no produce suficiente insulina, lo que resulta en una regulación deficiente de la glucosa en sangre. Por otro lado, en la diabetes tipo 2, las células no responden adecuadamente a la insulina, lo que también lleva a una regulación inadecuada de la glucosa.

A nivel celular, la retroalimentación negativa es esencial para regular procesos como la división celular, la respuesta a señales externas, y la producción y degradación de biomoléculas. La célula puede aumentar o disminuir la producción de ciertas proteínas en respuesta a señales internas o externas, garantizando así su correcto funcionamiento.

La retroalimentación negativa también es esencial en la farmacología. Muchos medicamentos actúan alterando los mecanismos de retroalimentación en el cuerpo para tratar enfermedades y trastornos. Por ejemplo, los betabloqueantes se utilizan para tratar la hipertensión al interferir con la retroalimentación negativa que regula la presión arterial.

© Clínica Universidad de Navarra 2023

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