DICCIONARIO MÉDICO

Reticuloide actínico

¿Qué es reticuloide actínico?

Retículoide actínico es una denominación que se emplea en el ámbito médico para describir un conjunto de alteraciones cutáneas que son consecuencia de la exposición prolongada y acumulativa a la radiación ultravioleta (UV) del sol. Este término engloba a diversas manifestaciones clínicas que, aunque tienen en común la etiología solar, presentan características histológicas y clínicas distintas. Estas lesiones se observan con mayor frecuencia en individuos de piel clara que han estado expuestos al sol durante largos periodos de tiempo, en especial en regiones del cuerpo que suelen quedar descubiertas, como el rostro, las manos o el escote.

La radiación UV es una parte del espectro de luz que emite el sol y, aunque no es visible al ojo humano, tiene importantes efectos biológicos. A nivel cutáneo, la radiación UV puede generar una serie de cambios tanto en la epidermis como en la dermis, que con el tiempo y la exposición repetida pueden dar lugar a alteraciones premalignas y malignas.

A nivel celular, la radiación ultravioleta puede inducir mutaciones en el ADN de las células cutáneas, lo que a su vez puede llevar al desarrollo de células atípicas y eventualmente a la formación de tumores. Además, la radiación UV puede provocar la formación de radicales libres en la piel, moléculas inestables que pueden dañar las células y las estructuras cutáneas.

En el contexto del retículoide actínico, es relevante mencionar que la radiación UV provoca una serie de cambios en el colágeno dérmico, principal componente de la dermis. Estos cambios pueden manifestarse como una pérdida de elasticidad de la piel, aparición de arrugas finas y engrosamiento cutáneo. Asimismo, la radiación UV puede afectar a los melanocitos, células encargadas de la producción de melanina, lo que puede traducirse en la aparición de manchas hiperpigmentadas (léntigos solares) o áreas de hipopigmentación.

Es fundamental diferenciar el retículoide actínico de otras entidades dermatológicas que también están relacionadas con la exposición solar, como son el lentigo solar, la queratosis actínica o el carcinoma espinocelular. Cada una de estas entidades tiene características clínicas y histológicas propias y, aunque todas ellas son consecuencia de la exposición al sol, requieren un abordaje diagnóstico y terapéutico específico.

El diagnóstico del retículoide actínico se basa en la correlación entre la clínica y los hallazgos histológicos. Es común encontrar una piel engrosada, con arrugas finas, zonas de hiperpigmentación e hipopigmentación y, en ocasiones, telangiectasias. La biopsia cutánea permite establecer un diagnóstico definitivo y descartar otras entidades.

El tratamiento del retículoide actínico está enfocado en reducir los síntomas, mejorar el aspecto estético de la piel y prevenir la progresión a lesiones premalignas o malignas. Es fundamental la protección solar, utilizando fotoprotectores con un factor de protección alto y evitando la exposición solar en las horas de mayor radiación. Además, pueden emplearse tratamientos tópicos con retinoides o ácido azelaico para mejorar la textura y tono de la piel. En casos más avanzados, puede considerarse el uso de terapias más agresivas como la dermoabrasión, los peelings químicos o las terapias con láser.

Es esencial que los pacientes con retículoide actínico sean revisados periódicamente por un dermatólogo para monitorizar la evolución de las lesiones y descartar la aparición de alteraciones premalignas o malignas. Asimismo, es fundamental la educación del paciente en cuanto a la importancia de la protección solar y la detección precoz de cualquier cambio en la piel.

© Clínica Universidad de Navarra 2023

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