DICCIONARIO MÉDICO

Respiración superficial

¿Qué es la respiración superficial?

La respiración superficial, también conocida como respiración restringida o hipopnea, se refiere a un tipo de respiración caracterizado por movimientos torácicos limitados y una menor entrada y salida de aire en cada ciclo respiratorio. A diferencia de la respiración profunda, donde se emplean completamente las capacidades pulmonares, la respiración superficial implica una utilización mínima de la capacidad total del pulmón.

Este tipo de respiración puede ser el resultado de diversas causas. Algunas de las causas físicas comunes incluyen dolor torácico, rigidez o restricciones musculares, lesiones en el tórax o el abdomen, o deformidades esqueléticas. Por otro lado, la ansiedad, el estrés o condiciones neurológicas también pueden ser factores desencadenantes de una respiración superficial.

Desde el punto de vista fisiológico, el acto de respirar involucra varios músculos, siendo los principales el diafragma y los músculos intercostales. En una respiración normal y relajada, el diafragma se contrae y se mueve hacia abajo, aumentando el espacio en la cavidad torácica y permitiendo que los pulmones se expandan. Sin embargo, en una respiración superficial, estos movimientos son mínimos, lo que resulta en una menor entrada de aire en los pulmones.

Un patrón respiratorio superficial prolongado puede llevar a varios problemas. Uno de los más evidentes es la hipoxemia, que es una disminución en la concentración de oxígeno en la sangre. La oxigenación adecuada es esencial para el funcionamiento de todos los tejidos y órganos del cuerpo. Una disminución sostenida en los niveles de oxígeno puede afectar el rendimiento cognitivo, la función cardíaca y puede llevar a daños en los tejidos a largo plazo.

La detección temprana de la respiración superficial y la identificación de su causa es crucial. En el entorno clínico, la observación del patrón respiratorio, la medición de la frecuencia respiratoria, la saturación de oxígeno y la evaluación del esfuerzo respiratorio son herramientas esenciales en el diagnóstico. Además, pruebas como la espirometría pueden ser útiles para evaluar la capacidad pulmonar y determinar la gravedad de la restricción en la respiración.

Una vez identificada, la intervención médica puede variar según la causa subyacente. En casos donde el origen es físico, como un trauma, el tratamiento puede involucrar terapia física, medicación para el dolor o, en casos severos, intervención quirúrgica. Si la causa es neurológica, pueden ser necesarios tratamientos específicos, incluyendo medicamentos o terapias especializadas. En situaciones donde la ansiedad o el estrés son los desencadenantes, técnicas de relajación, terapia cognitivo-conductual y, en ocasiones, medicación ansiolítica pueden ser de ayuda.

© Clínica Universidad de Navarra 2023

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