DICCIONARIO MÉDICO

Resección articular

¿Qué es la resección articular?

La resección articular es una técnica quirúrgica que consiste en la eliminación parcial o total de una articulación con el objetivo de tratar patologías específicas o mejorar la función y reducir el dolor en dicha articulación. Está indicada en una variedad de condiciones médicas, principalmente cuando otros tratamientos conservadores no han resultado efectivos. La decisión de optar por una resección articular se basa en un análisis cuidadoso de la situación del paciente, y en muchos casos, representa una intervención que busca mejorar la calidad de vida del individuo.

Las articulaciones son estructuras complejas formadas por la unión de dos o más huesos que permiten el movimiento entre ellos. Están compuestas no solo por las superficies óseas, sino también por cartílagos, ligamentos, tendones, membranas sinoviales, líquido sinovial, entre otros componentes. Las enfermedades o lesiones que afectan estas estructuras pueden comprometer seriamente la función articular, lo que lleva a un dolor significativo y una disminución en la calidad de vida.

Existen diversas razones para realizar una resección articular. Entre las más comunes se encuentran las deformidades articulares, la presencia de tumores en o cerca de la articulación, infecciones persistentes, artrosis avanzada o enfermedades reumáticas que han dañado severamente la articulación. En algunos casos, la resección se realiza como parte de una estrategia más amplia, como la preparación para una artroplastia, que es la colocación de una prótesis articular.

El procedimiento específico de la resección articular dependerá de la articulación involucrada y la razón para la cirugía. Por ejemplo, la resección de una articulación interfalángica en la mano debido a una artrosis avanzada no será el mismo procedimiento que una resección de la articulación de la cadera debido a un tumor óseo. A pesar de las diferencias específicas, la mayoría de las resecciones articulares comparten ciertas características generales.

El proceso comienza con una evaluación detallada del paciente. Esto incluirá un historial médico completo, un examen físico, y pruebas de imagen como radiografías, resonancias magnéticas o tomografías computarizadas. Una vez que se haya decidido que la resección articular es el mejor curso de acción, se llevarán a cabo pruebas preoperatorias para garantizar que el paciente esté en condiciones óptimas para la cirugía.

El día de la cirugía, el paciente será sometido a anestesia general o regional, dependiendo de la extensión de la resección y de la ubicación de la articulación. El cirujano realizará una incisión sobre la articulación y procederá a resecar las áreas afectadas, tomando cuidado de preservar tanto tejido sano como sea posible. Una vez completada la resección, la incisión será cerrada con suturas y se colocará un vendaje estéril.

Después de la cirugía, el paciente puede necesitar permanecer en el hospital por un corto período para ser monitoreado y recibir medicamentos para el dolor. La rehabilitación es una parte crucial del proceso de recuperación. La fisioterapia y la terapia ocupacional pueden ser necesarias para ayudar al paciente a recuperar la función articular y la fuerza muscular. Es esencial seguir las recomendaciones del médico y del equipo de rehabilitación para lograr los mejores resultados posibles.

La resección articular, como cualquier procedimiento quirúrgico, tiene riesgos asociados. Estos pueden incluir infección, sangrado, formación de coágulos de sangre, daño a los nervios o tejidos circundantes y reacciones adversas a la anestesia. Es fundamental discutir estos riesgos con el cirujano antes de la operación y tomar todas las precauciones recomendadas para minimizarlos.

© Clínica Universidad de Navarra 2023

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