DICCIONARIO MÉDICO

Rechazo agudo

¿Qué es el rechazo agudo?

El rechazo agudo es una complicación médica potencialmente grave que ocurre cuando el sistema inmunitario del receptor de un trasplante identifica al órgano o tejido trasplantado como un cuerpo extraño y comienza a atacarlo. Específicamente, esta reacción ocurre dentro de los primeros seis meses después del trasplante, siendo más frecuente en los primeros días o semanas. La intensidad del rechazo agudo puede variar desde leve hasta severa y requiere una detección precoz y un manejo adecuado para evitar la pérdida del injerto y otros resultados adversos para el paciente.

El trasplante de órganos es un procedimiento médico que salva vidas y mejora la calidad de vida en pacientes con órganos que han dejado de funcionar adecuadamente. Sin embargo, el rechazo agudo representa uno de los principales obstáculos para el éxito a largo plazo de los trasplantes. Este fenómeno se debe a la respuesta inmunitaria del receptor, la cual está diseñada para proteger al organismo contra invasores patógenos. En el contexto de un trasplante, el sistema inmune puede reaccionar contra las proteínas específicas del donante presentes en el tejido u órgano trasplantado, denominadas antígenos.

La identificación del rechazo agudo se realiza mediante la evaluación clínica de signos y síntomas, así como pruebas de laboratorio y, en ocasiones, biopsias del órgano trasplantado. Los síntomas varían según el tipo de órgano trasplantado pero pueden incluir dolor en el sitio del trasplante, fiebre, disminución en la función del órgano trasplantado, hinchazón y enrojecimiento en el área del trasplante, entre otros. Por ejemplo, en un trasplante renal, se puede observar un aumento en los niveles de creatinina en sangre, que es un marcador de la función renal.

El manejo del rechazo agudo es un pilar fundamental en la atención de pacientes trasplantados. El tratamiento estándar incluye la administración de medicamentos inmunosupresores, que ayudan a reducir la actividad del sistema inmunitario y por lo tanto, disminuir la respuesta de rechazo. Estos fármacos se deben utilizar con precaución y bajo estricta supervisión médica, dado que pueden tener efectos secundarios significativos y aumentar el riesgo de infecciones oportunistas debido a la supresión del sistema inmunitario.

El régimen inmunosupresor puede incluir una combinación de varios fármacos, como corticosteroides, inhibidores de calcineurina, antimetabolitos, anticuerpos monoclonales y otros agentes biológicos. La selección de la terapia inmunosupresora adecuada se basa en el tipo de órgano trasplantado, la severidad del rechazo, las comorbilidades del paciente y otros factores individuales.

La prevención del rechazo agudo también es un aspecto crucial y comienza antes del trasplante mismo. Una adecuada compatibilidad entre donante y receptor, basada en pruebas de histocompatibilidad como el HLA (antígeno leucocitario humano) matching, es esencial para reducir el riesgo de rechazo. Además, una vigilancia inmunológica rigurosa tras el trasplante es vital para detectar signos tempranos de rechazo y ajustar el tratamiento inmunosupresor según sea necesario.

© Clínica Universidad de Navarra 2023

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