DICCIONARIO MÉDICO

Somnífero

¿Qué es un somnífero?

Los somníferos, también conocidos como hipnóticos o sedantes, son un grupo de medicamentos utilizados en el tratamiento de los trastornos del sueño. El término "somnífero" proviene del latín "somnus" que significa sueño y "ferre" que significa llevar, por lo que se traduce literalmente como "inductor del sueño". La función principal de los somníferos es la de promover y mantener el sueño, y son una herramienta valiosa en el manejo de diversas condiciones que alteran la normalidad del ciclo del sueño.

Existen diversos tipos de somníferos, cada uno con un mecanismo de acción diferente, aunque todos buscan el mismo fin: facilitar la conciliación y/o el mantenimiento del sueño. Entre los somníferos más comunes se encuentran las benzodiazepinas, las cuales disminuyen la actividad neuronal y promueven la somnolencia, los antihistamínicos, que bloquean la histamina, una sustancia química en el cuerpo que promueve la alerta y los barbitúricos, que producen una variedad de efectos, desde la sedación suave hasta la anestesia total.

También existen somníferos de nueva generación conocidos como hipnóticos no benzodiacepínicos, que incluyen medicamentos como zolpidem, zopiclona y eszopiclona, los cuales actúan sobre los mismos receptores que las benzodiazepinas, pero tienen una estructura química diferente y se asocian con menos efectos secundarios y riesgo de dependencia. Por último, está la melatonina, una hormona natural que regula el ciclo de sueño-vigilia, y que se usa tanto en su forma natural como en preparados farmacológicos para tratar el insomnio, especialmente el relacionado con el jet-lag o los problemas de sueño derivados de trabajo nocturno o por turnos.

Los somníferos pueden ser útiles para tratar a corto plazo el insomnio, que puede ser causado por el estrés, la ansiedad, el jet lag, o cambios temporales en el horario de trabajo. Sin embargo, su uso a largo plazo se asocia a múltiples efectos adversos, incluyendo la dependencia, la tolerancia, el riesgo de caídas y accidentes en personas mayores y el deterioro cognitivo. Por ello, siempre deben ser prescritos por un médico y usados bajo su estricta supervisión.

Es importante mencionar que el uso de somníferos no sustituye la necesidad de mantener una adecuada higiene del sueño y de tratar la causa subyacente del insomnio. Por tanto, a menudo se recomienda su uso en combinación con terapias cognitivo-conductuales que ayudan a modificar los patrones de pensamiento y comportamiento que pueden interferir con el sueño.

En cuanto a su administración, la mayoría de los somníferos se toman por vía oral, aunque también existen preparaciones inyectables para uso hospitalario. La dosis y la duración del tratamiento dependen del tipo de medicamento, de la gravedad del insomnio y de la presencia de otras enfermedades. 

Por último, es relevante señalar que, a pesar de su utilidad, los somníferos no son la única ni siempre la mejor opción para tratar el insomnio. Cambios en el estilo de vida, como mantener horarios regulares de sueño, evitar la cafeína y el alcohol, realizar ejercicio físico regularmente y mantener un ambiente adecuado para dormir, pueden ser tan o más eficaces que los medicamentos en muchas personas con insomnio. Además, la terapia cognitivo-conductual, que ayuda a las personas a identificar y cambiar los patrones de pensamiento que pueden estar impidiendo que se duerman o se queden dormidos, puede ser muy eficaz en el tratamiento del insomnio a largo plazo.

© Clínica Universidad de Navarra 2023

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