DICCIONARIO MÉDICO

Sensibilidad dolorosa

¿Qué es la sensibilidad dolorosa?

La sensibilidad dolorosa, conocida técnicamente como nocicepción, es una función vital del sistema nervioso que permite a los seres humanos y a otros animales percibir y responder al daño potencial o real a su tejido corporal. En el campo de la medicina, este concepto tiene implicaciones significativas en una amplia variedad de contextos, desde la neurología y la anestesiología hasta la medicina del dolor y la fisioterapia, y puede desempeñar un papel crucial en la evaluación, el diagnóstico y el tratamiento de una serie de enfermedades y trastornos.

La sensibilidad dolorosa es mediada por una clase especializada de neuronas sensoriales conocidas como nociceptores. Los nociceptores son terminaciones nerviosas libres que se encuentran dispersas en todo el cuerpo, en la piel, los músculos, las articulaciones, y los órganos internos. Estos receptores están diseñados para detectar una amplia gama de estímulos nocivos, que pueden ser de naturaleza mecánica (por ejemplo, corte o presión excesiva), térmica (calor o frío extremos) o química (sustancias irritantes o inflamatorias).

Cuando los nociceptores detectan un estímulo nocivo, generan impulsos eléctricos que son transmitidos a través de las fibras nerviosas hacia la médula espinal y desde allí hasta el cerebro para su procesamiento e interpretación. En el cerebro, estos impulsos son traducidos en la experiencia subjetiva del dolor, una sensación desagradable que conlleva una respuesta emocional y que normalmente provoca el deseo de eliminar o escapar de la fuente del dolor.

La nocicepción y la percepción del dolor son procesos extremadamente complejos que involucran una serie de mecanismos moleculares y neuronales y que son modulados por varios factores, incluyendo el estado emocional, la atención, y el contexto cultural y social. Además, la sensibilidad al dolor puede variar considerablemente de una persona a otra y puede ser influenciada por factores genéticos, ambientales y de estilo de vida.

En el contexto clínico, la evaluación de la sensibilidad dolorosa puede proporcionar información valiosa sobre la integridad y el funcionamiento del sistema nervioso y puede ayudar a identificar y diagnosticar una variedad de condiciones patológicas. Por ejemplo, una disminución de la sensibilidad al dolor, o hipalgesia, puede ser un signo de ciertos trastornos neurológicos, como la neuropatía diabética o la esclerosis múltiple, o puede ser el resultado de la administración de medicamentos analgésicos. Por otro lado, una sensibilidad al dolor exagerada, o hiperalgesia, puede ser un indicador de inflamación o lesión tisular, o puede ser característica de ciertos trastornos de dolor crónico, como la fibromialgia o la neuralgia postherpética.

El tratamiento de la hiperalgesia y otros trastornos de la sensibilidad al dolor puede ser un desafío considerable en la práctica médica, ya que a menudo implica el manejo de múltiples aspectos del dolor, incluyendo la componente sensorial y emocional.

© Clínica Universidad de Navarra 2023

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