El café y la dieta

El café es una bebida estimulante que se consume con mucha frecuencia, sólo o acompañado habitualmente con leche. Se obtiene a partir de los granos de café, que son elaborados mediante diversos procesos para conseguir un producto que se emplee directamente o bien manipulándolo con la cafetera.

El café es una bebida rica en sustancias naturales presentes en otros frutos y semillas, algunas de ellas muy frágiles y que se deterioran fácilmente si no se mantienen las condiciones de conservación (humedad, contacto con el aire, luz). La más peculiar es la cafeína, a la que se le otorgan las propiedades más típicas del café.

¿Qué propiedades tiene?

La cafeína tiene propiedades estimulantes o “aceleradoras de la producción de energía” a nivel celular. Promueve un estado de alerta y activación del organismo. Tiene efecto sobre el aparato digestivo aumentando las secreciones gástricas, así como sobre el nefrourinario incrementando la eliminación de orina.

Esos efectos estimulantes se advierten especialmente en el sistema cardiovascular, siendo capaz de aumentar el pulso e incluso influir sobre la tensión arterial (favoreciendo la vasoconstricción). Con todo ello, es habitual recurrir al consumo de esta sustancia para mejorar la capacidad de atención y luchar contra la somnolencia. Sin embargo, si predomina la sensación de nerviosismo e irritabilidad (cuando la dosis es excesiva) se produce el efecto contrario.

Estas propiedades se advierten sobre todo cuando el consumoes ocasional. En cambio, cuando se consume café frecuentemente, el organismo en cierta manera se acostumbra a esos efectos (“taquifilaxia”). En estos casos es habitual observar el desarrollo de cierta dependencia.

Cuando entonces se interrumpe el consumo bruscamente, puede aparecer un “síndrome de deshabituación” consistente en un cuadro de inquietud, insomnio y dolor de cabeza que revierte al iniciar de nuevo el consumo.

¿Es recomendable su consumo? ¿Se debe tener alguna precaución?

Es una sustancia estimulante natural y por ello, más recomendable que otras “artificiales”. Evidentemente, es preferible buscar un buen nivel de alerta recurriendo a otros métodos más sencillos como intentar descansar bien por la noche o distribuir de forma adecuada el consumo de alimentos, pues a veces esa somnolencia se debe sobre todo a un déficit energético.

Algunas personas deben tener precaución con el consumo de esta sustancia, especialmente las que presentan problemas digestivos o cardiovasculares, aunque con las observaciones que se han comentado anteriormente.