Miomas uterinos

"La ablación por radiofrecuencia de los miomas es un tratamiento novedoso con unos resultados fantásticos a corto y largo plazo ".

DR. ÁLVARO RUIZ ZAMBRANA
ESPECIALISTA. DEPARTAMENTO DE GINECOLOGÍA Y OBSTETRICIA

¿Qué son los miomas uterinos?

Los miomas uterinos son los tumores más frecuentes del aparato genital femenino y, probablemente, el tumor benigno más frecuente en la mujer.

Se originan a partir del músculo liso uterino y con frecuencia son asintomáticos. En un 25% de los casos producen sintomatología según su localización o tamaño, como sangrado uterino anormal, síntomas por compresión de estructuras vecinas, dolor pélvico o infertilidad.

En miomas pequeños y asintomáticos se puede optar por una conducta expectante (control evolutivo), mientras las mujeres permanezcan asintomáticas y no se observe un crecimiento exagerado del mioma.

En pacientes cercanas a la edad de la menopausia y asintomáticas, debemos considerar también el manejo expectante incluso con cierta independencia del tamaño del mioma, dado que después de la menopausia es normal observar una disminución de tamaño o incluso la degeneración de este.

La ablación por radiofrecuencia es una alternativa reciente para el tratamiento mínimamente invasivo de los miomas. En la Clínica se utiliza esta técnica de manera habitual, con unos resultados excelentes a corto y largo plazo.

¿Cuáles son los síntomas de los miomas uterinos?

Alrededor de un 50-80% de los miomas son asintomáticos. Los síntomas que podemos encontrar son:

  • Hemorragia uterina. Es el síntoma más frecuente (62%). Suele presentarse en forma de regla abundante (menorragia) y se asocia típicamente a miomas submucosos.
  • Dolor. Puede ser por torsión, dilatación cervical (mioma parido), degeneración del mioma o compresión nerviosa.
  • Síntomas por compresión extrínseca. Síntomas urinarios por compresión vesical o estreñimiento por compresión intestinal.
  • Aumento del volumen abdominal.
  • Anemia.
  • Infertilidad. El mioma puede impedir la fecundación o la implantación debido a su localización en el útero (obstrucción tubárica o alteración de la anatomía normal).

El 20% de los miomas crecen durante el embarazo y regresan a la normalidad tras el parto, y es frecuente la degeneración o necrosis.

Puede aumentar el riesgo de aborto en los que deforman la morfología de la cavidad y la incidencia de partos pretérmino o problemas en el parto en función localización del mioma.

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Los síntomas más habituales son:

  • Hemorragia uterina anormal.
  • Dolor en la pelvis o abdomen bajo.
  • Síntomas por compresión extrínseca.
  • Infertilidad

¿Tiene alguno de estos síntomas?

Puede que padezca un mioma uterino

¿Cuáles son las causas de los miomas uterinos?

Se desconoce la causa de los miomas, aunque se acepta que es una tumoración derivada de músculo liso uterino y que rara vez maligniza.

Parece que las hormonas del ciclo menstrual (estrógenos y progesterona) influyen activamente en el crecimiento de los miomas. También otras sustancias, como factores de crecimiento y otras hormonas tienen influencia en el desarrollo del endometrio, actuando sinérgicamente con la progesterona o favoreciendo su actividad. Todo ello podría provocar la alteración genética que propiciase el crecimiento desproporcionado de un grupo de células que formaría un mioma.

¿Quién puede padecerlo?

La incidencia en la población general es del 25%, pero sabemos que se trata de un dato clínico que probablemente infraestima la frecuencia real, que puede superar el 50%. 

La mayoría de las veces se diagnostica en la tercera y cuarta décadas de la vida y además de la raza negra, los antecedentes familiares, la menarquia precoz (primera regla), la obesidad o la carne roja se consideran factores de riesgo.

Por otro lado, se ha encontrado una relación protectora en la multiparidad (tener varios hijos), el tabaco y la ingesta de alimentos de origen vegetal.

También la ausencia de ciclos menstruales por cualquier motivo (como el embarazo), parece tener una influencia favorable.

¿Se puede malignizar un mioma uterino?

Se han identificado varios subtipos histológicos, aunque macroscópicamete no se observan diferencias entre ellos.
Según su localización se distinguen:

  • Miomas subserosos: situados en la parte más externa del útero, bajo la capa más superficial, que se denomina peritoneo visceral o serosa. Pueden alcanzar gran tamaño y son poco sintomáticos.
  • Miomas intramurales: son los más frecuentes (55%) y proliferan en la capa muscular del útero, que se denomina miometrio.
  • Miomas submucosos: hacen protrusión en mayor o menor medida en el endometrio (capa más interna), hacia la cavidad uterina. Son los más sintomáticos (sobre todo sangrado).

Cuando el crecimiento es desproporcionado a la irrigación del mioma, puede sufrir procesos de degeneración, la mayoría de las veces sin trascendencia (hialina -65%-, quística -4%-, mixomatosa -15%-, calcificación -10%-, grasa, necrosis y maligna o sarcomatosa -0,5%-).

A pesar de que como se ha explicado los miomas son tumores benignos, las estadísticas indican que aproximadamente una de cada 10.000 pacientes con miomas presentarán un tumor maligno (denominado leiomiosarcoma), probablemente debido a un mal diagnóstico inicial. En estos casos el crecimiento del mioma suele ser rápido y muestra signos de vascularización anormal. Esta posibilidad debe tenerse en cuenta especialmente en pacientes post-menopáusicas.

¿Cómo se diagnostican los miomas uterinos?

<p>Control del embarazo por ginec&oacute;logos y matronas expertos</p>

Sólo con la exploración física manual pueden ser diagnosticados, sin embargo la ecografía es la prueba de imagen que mejor rendimiento ofrece en el diagnóstico de los miomas; sobre todo la transvaginal, que permite un mayor detalle en la exploración.

También se pueden utilizar otras técnicas para confirmar o precisar el diagnóstico en algunas circunstancias, como la histeroscopia diagnóstica, la histerosalpingografía o sonohisterografía, o incluso la resonancia magnética, pero no es habitual.

¿Cómo se tratan los miomas uterinos?

En caso de aumento de tamaño o aparición de sintomatología puede indicarse el tratamiento (médico o quirúrgico) en cualquier momento.

Se pueden utilizar fármacos hormonales.

Clásicamente se han utilizado los análogos GnRH, observando una disminución del tamaño del mioma y del sangrado. Tienen una importante limitación en los efectos secundarios, pues provocan una menopausia farmacológica, con idénticos síntomas, y con el uso a largo plazo incluso osteoporosis. También es una limitación importante para su uso generalizado el hecho de que tras el tratamiento el tamaño vuelve a aumentar en el plazo de 4-6 meses. Esta misma medicación se puede usar en pacientes candidatas a cirugía durante los meses previos a la misma con el fin de reducir el tamaño del mioma y recuperar la posible anemia de las pacientes sintomáticas, o incluso en pacientes perimenopáusicas y sintomáticas para evitar la cirugía, pero es muy infrecuente.

Otros tratamientos médicos (hormonales) podrían ser antiprogestágenos (Mifepristona), con el consiguiente riesgo de hiperplasia endometrial, o el DIU liberador de progesterona, que en mujeres con miomatosis uterina sintomática (menorragia) consigue reducir el sangrado uterino en un alto porcentaje de casos, aunque no siempre es posible utilizarlo. También el Acetato de Ulipristal (Esmya) consigue reducir la sintomatología de sangrado y reduce de manera eficaz el tamaño de los miomas, aunque exige un control analítico frecuente por riesgo hepático y al suspenderlo también vuelven a aumentar de tamaño los miomas en el plazo de unos meses. Este último fármaco puede utilizarse de manera crónica para evitar la cirugía o plantearlo como un tratamiento preparatorio para la cirugía.

El tratamiento definitivo de esta patología es quirúrgico, y las distintas opciones de tratamiento se basan fundamentalmente en la localización de los miomas y en el deseo de gestación. Existen dos opciones.

Miomectomía
Se realiza sólo la exéresis de los miomas, conservando el útero, que se repara cerrando el lecho de los miomas extirpados. Suele realizarse en mujeres que desean tener hijos o en aquéllas que quieren conservar el útero por cualquier otro motivo. En esta cirugía se extirpan los miomas que se han visto previamente y/o que se ven o palpan durante la cirugía, lo que no exime de que puedan volver a aparecer otros en el futuro.

Histerectomía
Esta cirugía consiste en extirpar completamente el útero, y se considera un tratamiento definitivo.

Ambas técnicas pueden realizarse por vía abdominal abierta (cirugía convencional en la que se abre el abdomen generalmente bajo la línea de implantación del vello pubiano), vaginal o laparoscópica (cirugía mínimamente invasiva, accediendo a la cavidad abdominal a través de la vagina o a través de pequeños orificios en el abdomen). La localización o el tamaño de los miomas pueden determinar en algunos casos la técnica de elección.

Clásicamente ha existido cierta controversia para la elección del mejor tratamiento quirúrgico, planteando dudas la miomectomía por el riesgo de mayor pérdida sanguínea, sin embargo diversos artículos científicos actuales contradicen esta creencia. En nuestro centro realizamos esta técnica habitualmente, siendo posible conservar el útero en el 99% de los casos que la mujer así lo desea y sin complicaciones reseñables durante la cirugía.

Es frecuente también tratar los miomas submucosos mediante resección histeroscópica, por vía vaginal, resecando sólo el mioma que produce sangrado uterino anormal y/o en algunos casos infertilidad. Esta técnica consiste en introducir una pequeña cámara (histeroscopio) dentro de la cavidad uterina y realizar la exéresis del mioma desde el interior de la cavidad. Se realiza también en quirófano, bajo anestesia general o regional, y la recuperación es muy rápida y tolerable, siendo habitualmente una cirugía ambulatoria.

Otras posibles técnicas de tratamiento serían la embolización de las arterias que irrigan los miomas o de las arterias uterinas (que irrigan el útero), produciendo una necrosis de los miomas; o los ultrasonidos guiados por RMN, que no se recomiendan en mujeres con deseos genésicos por carecer de datos de estudios a largo plazo acerca de su seguridad.

Su principal ventaja es que se trata de técnicas mínimamente invasivas, que no necesitan intervenciones agresivas y se pueden realizar de forma ambulatoria. Son técnicas con buenos resultados, pero que deben restringirse a determinadas pacientes, por presentar un mayor índice de complicaciones (principalmente dolor postoperatorio) y de recidivas.

Por último, la ablación por radiofrecuencia es una alternativa reciente para el tratamiento mínimamente invasivo de los miomas, y se presenta en la actualidad como una alternativa real y que mejora en muchos aspectos a las técnicas mínimamente invasivas existentes para el tratamiento de los miomas. En la Clínica se utiliza esta técnica de manera habitual, con unos resultados excelentes a corto y largo plazo.

Requiere la punción del mioma guiada por ecografía para termocoagular de manera controlada el tejido con una aguja fina desde el interior. Esta técnica tampoco requiere ingreso hospitalario y no presenta complicaciones graves, permitiendo también una rápida recuperación de las pacientes.

¿Dónde los tratamos?

EN NAVARRA Y MADRID

El Departamento de Ginecología y Obstetricia
de la Clínica Universidad de Navarra

Cuidado integral que incluye un amplio rango de opciones de consulta y tratamientos que comprenden desde la revisión preventiva habitual hasta las más avanzadas opciones diagnósticas y de tratamiento de problemas obstétricos y ginecológicos en todas las edades.

El departamento ofrece también el control habitual del embarazo que incluye una diversidad de procedimientos diagnósticos y de cribado para identificar problemas potenciales del feto así como de su adecuado crecimiento y desarrollo.

Enfermedades que tratamos

Imagen de la fachada de consultas de la sede en Pamplona de la Clínica Universidad de Navarra

¿Por qué en la Clínica?

  • Equipo altamente especializado de médicos, enfermeras y matronas.
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