DICCIONARIO MÉDICO

Versicolor

¿A qué se llama versicolor en Medicina?

El término "versicolor" en medicina hace referencia a una coloración variable o diversa en lesiones cutáneas. Uno de los ejemplos más conocidos es la pitiriasis versicolor, también llamada tiña versicolor, una infección superficial de la piel provocada por un hongo del género Malassezia. Este tipo de infección es común y suele ser benigna, pero puede causar cambios en la pigmentación de la piel y molestias leves.

La Malassezia es un hongo lipofílico que forma parte de la flora cutánea normal en la mayoría de las personas. Sin embargo, en algunas circunstancias, como el aumento de la humedad, el calor o la predisposición genética, este hongo puede proliferar y causar la pitiriasis versicolor. Aunque afecta a personas de todas las edades, es más frecuente en adolescentes y adultos jóvenes.

La pitiriasis versicolor se caracteriza por la aparición de manchas redondeadas u ovaladas de coloración variable en la piel, que pueden ser más claras u oscuras que el tono de piel circundante. Estas manchas suelen ser más notables después de la exposición al sol y pueden confluir, formando áreas más extensas. Las lesiones cutáneas afectan principalmente el tronco, pero también pueden extenderse a los brazos, el cuello y, rara vez, a la cara. Además de los cambios en la pigmentación, la pitiriasis versicolor puede causar síntomas como descamación leve, picazón y enrojecimiento.

El diagnóstico de la pitiriasis versicolor se basa en la evaluación clínica y la inspección visual de las lesiones por parte de un médico o dermatólogo. En casos de incertidumbre, se pueden realizar pruebas adicionales, como el examen con luz de Wood, raspado cutáneo y examen microscópico con hidróxido de potasio (KOH) para identificar la presencia de hongos.

El tratamiento de la pitiriasis versicolor tiene como objetivo erradicar la infección por Malassezia y aliviar los síntomas. Las opciones de tratamiento incluyen:

  • Antifúngicos tópicos: Se pueden aplicar cremas, lociones o champús antifúngicos, como el ketoconazol, el sulfuro de selenio, el ciclopirox o el clotrimazol, directamente sobre las lesiones cutáneas.
  • Antifúngicos orales: En casos de infecciones extensas, recurrentes o resistentes a los tratamientos tópicos, se pueden recetar antifúngicos orales, como el fluconazol, el itraconazol o el ketoconazol.
  • Medidas higiénicas: Para prevenir la recurrencia de la infección, se recomienda mantener la piel limpia y seca, evitar la humedad excesiva y utilizar productos de higiene personal que no alteren la flora cutánea normal.

Es importante destacar que, aunque el tratamiento antifúngico puede erradicar la infección, la recuperación completa de la pigmentación cutánea puede tardar varias semanas o meses después de finalizar el tratamiento.

© Clínica Universidad de Navarra 2023

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