DICCIONARIO MÉDICO

Termocoagulación

¿Qué es termocoagulación?

La termocoagulación es un procedimiento médico mínimamente invasivo que utiliza el calor para inducir la coagulación del tejido, con el objetivo de eliminar o reducir lesiones y tratar diversas afecciones. Esta técnica se basa en la aplicación de corriente eléctrica de alta frecuencia o energía de radiofrecuencia a través de un electrodo, que al calentarse provoca la coagulación y desnaturalización de las proteínas del tejido afectado.

Esta técnica se emplea en diversas especialidades médicas, como la Neurocirugía, la Cirugía general y la Dermatología. En el campo de la neurocirugía, la termocoagulación se utiliza en el tratamiento de trastornos funcionales como la neuralgia del trigémino, una afección dolorosa que afecta a los nervios faciales, donde la técnica permite aliviar el dolor al lesionar selectivamente las fibras nerviosas responsables de la transmisión del dolor.

Asimismo, la termocoagulación también se aplica en la cirugía general para el tratamiento de hemorragias y en la eliminación de tejido anómalo, como tumores y malformaciones arteriovenosas. En este contexto, el procedimiento puede ser empleado para sellar vasos sanguíneos, reduciendo así el riesgo de hemorragias durante la cirugía, y para eliminar de forma segura y eficaz el tejido anormal mediante la aplicación de calor localizado.

En la dermatología, la termocoagulación se emplea en el tratamiento de lesiones cutáneas benignas y malignas, como verrugas, nevos, queratosis seborreicas y carcinomas basocelulares. En este ámbito, la técnica es especialmente útil debido a su capacidad para lograr resultados estéticos satisfactorios, al tiempo que minimiza el riesgo de infección y cicatrización excesiva.

La termocoagulación se realiza generalmente bajo anestesia local y en régimen ambulatorio, lo que significa que el paciente no necesita ser hospitalizado para someterse al procedimiento. Además, esta técnica presenta una serie de ventajas en comparación con otros tratamientos más invasivos, como la cirugía abierta. Entre estas ventajas se encuentran una menor morbilidad, una recuperación más rápida y un menor riesgo de complicaciones.

No obstante, como en cualquier procedimiento médico, la termocoagulación no está exenta de riesgos y complicaciones. Algunas de las posibles complicaciones incluyen infecciones, reacciones adversas a la anestesia, daño a los tejidos circundantes y recurrencia de la lesión o afección tratada. Por ello, es fundamental que el paciente sea informado de los riesgos y beneficios del procedimiento y que el médico considere cuidadosamente las indicaciones y contraindicaciones antes de realizarlo.

© Clínica Universidad de Navarra 2023

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