DICCIONARIO MÉDICO

Reflejo de succión

¿Cuál es el reflejo de succión?

El reflejo de succión es una respuesta automática y vital que se observa principalmente en los recién nacidos y se caracteriza por ser uno de los primeros reflejos básicos para la supervivencia. Esta respuesta innata es crucial, ya que permite la alimentación efectiva del bebé desde el momento del nacimiento. La presencia del reflejo de succión no solo es indicativa de la madurez neuromuscular del recién nacido sino también de su bienestar general.

El reflejo de succión se puede desglosar en dos componentes: el reflejo de succión nutritiva y el reflejo de succión no nutritiva. La succión nutritiva es la que se relaciona con la alimentación, donde el niño coordina la succión con la deglución y la respiración. La succión no nutritiva, por otro lado, es aquella en la que el bebé succiona sin la ingesta de alimento, como por ejemplo, succionar un chupete. Esta última tiene un efecto calmante y es utilizada a menudo para consolar al bebé.

La anatomía involucrada en el reflejo de succión es compleja y abarca varias estructuras del sistema nervioso y del aparato digestivo superior. Desde el punto de vista neurológico, el reflejo se origina en el tronco del encéfalo, involucrando los núcleos del nervio trigémino, que detecta la estimulación en la boca, y los núcleos del nervio facial, hipogloso y vago, que activan los músculos necesarios para la succión y la deglución. El proceso involucra una coordinación entre el sistema nervioso central y periférico, que debe estar intacto y funcionando correctamente para que el reflejo se manifieste de forma adecuada.

La funcionalidad de este reflejo se evalúa rutinariamente en los exámenes neurológicos pediátricos y es un indicador clave del estado neurológico del lactante. Una respuesta adecuada al reflejo de succión no solo muestra la capacidad de alimentación del bebé, sino que también es un buen indicador de la integridad de su sistema nervioso central y periférico. La ausencia o disminución del reflejo puede ser una señal de alerta de problemas neurológicos o de condiciones que requieren atención médica inmediata.

En el contexto clínico, el reflejo de succión se examina colocando un dedo limpio o un objeto suave en la boca del bebé, lo que debería provocar una succión rítmica y vigorosa. La fuerza y la regularidad de la succión, así como la capacidad del bebé para mantener el ritmo de succión-deglución-respiración, son aspectos evaluados por los profesionales de la salud para asegurar el desarrollo adecuado del lactante.

Además, el reflejo de succión está íntimamente ligado al reflejo de búsqueda, que es el acto reflejo por el cual el bebé gira su cabeza hacia un estímulo que toca su mejilla o labio, buscando la fuente de alimento y preparándose para succionar. Este par de reflejos, búsqueda y succión, trabajan conjuntamente para facilitar la alimentación del bebé.

Cabe mencionar que el reflejo de succión está presente no solo en humanos sino también en la mayoría de los mamíferos, evidenciando su importancia evolutiva como mecanismo primario de supervivencia. La importancia de este reflejo en la alimentación y en el vínculo entre madre e hijo es tan significativa que se ha relacionado con el desarrollo emocional y psicológico del niño, siendo la lactancia materna un momento de interacción y conexión.

En la práctica médica, se han desarrollado diversas estrategias y herramientas para apoyar el reflejo de succión en bebés prematuros o en aquellos que tienen dificultades para alimentarse. Esto incluye técnicas de estimulación oral, uso de dispositivos de alimentación especializados y programas de terapia que pueden ayudar a los bebés a desarrollar la fuerza y la coordinación necesarias para una succión efectiva.

Es relevante señalar que en algunos casos, problemas con el reflejo de succión pueden estar asociados con otras condiciones médicas, como anomalías craneofaciales, trastornos genéticos, o como consecuencia de complicaciones en el parto que requieren de una evaluación más exhaustiva. En tales situaciones, se requiere de un enfoque interdisciplinario que puede incluir a pediatras, neurólogos, nutricionistas y terapeutas del habla y del lenguaje, entre otros, para proporcionar una atención integral.

© Clínica Universidad de Navarra 2023

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