DICCIONARIO MÉDICO

Quiste renal simple

¿Qué es un quiste renal simple?

El quiste renal simple es una bolsa redonda o ovalada llena de líquido que se forma en el riñón. Se trata de la lesión renal más común y, aunque puede presentarse a cualquier edad, su prevalencia aumenta con el paso de los años, siendo más frecuente en personas mayores de 50 años. El término "simple" se refiere a la naturaleza benigna de estos quistes y a su apariencia en las pruebas de imagen: presentan paredes delgadas, no contienen separaciones internas, calcificaciones ni tejido sólido y están llenos de líquido claro.

Se cree que los quistes renales simples se forman a partir de la dilatación de los nefrones o de los túbulos colectores, que son pequeñas estructuras en el riñón que ayudan a filtrar la sangre y a formar la orina. Sin embargo, la etiología precisa de estos quistes es aún desconocida. Además de la edad, otros factores como la hipertensión, la enfermedad renal crónica y la enfermedad poliquística renal familiar pueden aumentar la probabilidad de formación de quistes renales simples.

Desde un punto de vista clínico, la mayoría de los quistes renales simples son asintomáticos y se descubren incidentalmente durante una ecografía, una tomografía computarizada (TC) o una resonancia magnética (RM) realizada por otras razones. No obstante, si los quistes son grandes, pueden causar síntomas como dolor en la parte baja de la espalda o en el costado, sangre en la orina (hematuria) o hipertensión. En raras ocasiones, un quiste renal simple puede romperse, causando un dolor agudo y severo, o puede obstruir el flujo de orina, resultando en infecciones del tracto urinario o formación de cálculos renales.

El diagnóstico de los quistes renales simples se realiza mediante pruebas de imagen, que permiten evaluar el tamaño, la localización y las características de los quistes. En la ecografía, los quistes renales simples aparecen como lesiones anecoicas con refuerzo posterior y sin ecos internos. En la TC o la RM, se presentan como lesiones de baja densidad o intensidad de señal que no realzan después de la administración de medio de contraste. No suele ser necesaria la biopsia a menos que existan características atípicas que hagan sospechar la presencia de una lesión maligna.

El tratamiento de los quistes renales simples depende del tamaño de los quistes y de la presencia de síntomas. Los quistes pequeños y asintomáticos pueden no requerir tratamiento y sólo necesitar un seguimiento regular para monitorizar cualquier cambio en su tamaño o en su aspecto. Sin embargo, si los quistes son grandes, causan síntomas o presentan características atípicas, pueden requerir intervenciones más invasivas, como la punción percutánea y el drenaje con esclerosis, la descompresión laparoscópica o incluso la resección quirúrgica.

© Clínica Universidad de Navarra 2023

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