Nutrición del anciano enfermo

En la dieta en el anciano no basta con la ingestión de una alimentación adecuada para cumplir los requisitos que existen para una buena salud, hace falta que los nutrientes sufran los procesos de la digestión, absorción, distribución y metabolismo adecuados para que puedan tener su capacidad nutritiva.

Algunos de estos procesos suelen estar alterados como consecuencia de la edad, de las enfermedades que sufra el anciano, etc, lo que hace necesario tenerlo en cuenta para comprender sus necesidades nutritivas.

Necesidades del anciano

  • Malos hábitos alimentarios: no es fácil cambiar las costumbres alimentarias aún cuando sean para mejorar la calidad de vida.
  • Los problemas dentales son también frecuentes y los músculos masticatorios pierden su fuerza.
  • Anorexia: entre la población anciana son frecuentes los estados de desinterés y apatía, probablemente derivados de sensaciones como la inutilidad, el ser un estorbo, sentir que se ha perdido "el sitio" en la familia y/o en la sociedad etc. Puede dejarse de comer, o bien se come de forma selectiva.
  • Pobreza: la situación económica condiciona de manera muy importante todas situaciones de la vida y por supuesto la alimentación. En la estrategia dietética se debe tener este aspecto muy en cuenta, y hacer entender que se pueden cubrir las necesidades alimentarias desde todos los bolsillos.
  • Minusvalías: la falta de ejercicio físico, la disminución de la movilidad y los estados de deficiencia física influyen de manera importante sobre la alimentación. La imposibilidad para ir a comprar, para transportar las bolsas de la compra, para estar de pie en la cocina preparando comidas etc. hacen imposible, para muchos ancianos la alimentación de forma autónoma.
  • Aislamiento social: los ancianos se vuelven apáticos, pierden interés por la comida y no se preocupan por su preparación.
  • Procesos patológicos o sus secuelas: menor flujo salivar, caída en la secreción de ácido clorhídrico en el estómago, alteraciones enzimáticas, etc. hace a los ancianos un grupo muy vulnerable a los problemas nutritivos.

Consejos generales

  • Las dietas deben ser sencillas y de fácil elaboración.
  • Mantener en lo posible los hábitos y gustos personales.
  • Cuidar la presentación de la comida. Fraccionar la dieta en varias comidas. Moderar el consumo de café, alcohol y bebidas estimulantes.
  • Acostumbrarle a beber líquidos entre comidas. Las comidas deben ser ligeras.
  • El ambiente a la hora de las comidas debe ser agradable y armonioso.
  • Los alimentos deben ser de fácil masticación y deglución.
  • Se debe dar importancia en la alimentación a la leche y los derivados lácteos.
  • Cuidar la ingesta de sal y azúcar.
  • Potenciar la ingesta de fibra y alimentos integrales.