Los helados en la dieta

Los helados  son preparaciones alimenticias de consumo frecuente durante el verano. Se clasifican en función de su composición como helado de leche, helado crema, helado de agua o sorbete entre otros.

En función de su composición se consideran productos ricos en lácteos que aportan especialmente hidratos de carbono (azúcares) y proteínas, aunque también grasas y, por supuesto, calorías. Además, pueden suministrar minerales, como el calcio, magnesio y fósforo e, incluso, complejos vitamínicos. También, debido a sus características, aportan hidratación al organismo.

Por supuesto, la composición de los helados puede variar, dividiéndose, fundamentalmente, entre los que se producen a partir de la leche o derivados y los que provienen del agua. También dependen sus propiedades de los aditivos: dulces, frutos secos, frutas. Puede ser una forma refrescante de consumir algunos alimentos, además de un complemento adecuado a una dieta de verano

Algunos consejos

Los helados se pueden tomar a cualquier hora, aunque se recurre a ellos como postre o simplemente como un recurso para aliviar la sensación de calor. Como postre no tienen por qué competir con la fruta, otro alimento indispensable en el verano, y pueden resultar un recurso muy útil a la hora de la merienda o media mañana.

Para los niños es una forma de consumir líquido o lácteos, pero también en personas mayores o con problemas de masticación son un complemento adecuado, especialmente si en su composición, además de los lácteos, incluyen proteínas derivadas del huevo y un contenido bajo de azúcares añadidos.

De hecho, es un alimento que se suele recomendar en pacientes oncológicos con problemas de apetito o complicaciones como la xerostomía. Sin embargo, se debe tener en cuenta alguna precaución a la hora de consumirlos, sobre todo si están muy fríos o se toman de forma compulsiva, pues en esos casos pueden provocar síntomas compatibles con un corte de digestión por el efecto de la temperatura sobre la circulación intestinal o incluso cefaleas.

Debido a esa baja temperatura producen, en ocasiones, problemas de irritación de la garganta (el frío excesivo “quema “ e irrita las mucosas), especialmente si se consumen rápidamente o se mezclan con bebidas frías. No tienen por qué quitar el apetito antes de las comidas, siendo incluso una forma de “recuperar” el gusto o de hacerla más ligera, como sucede con los sorbetes.

De todas formas, el consumo ocacional de helados puede ser una forma sana de completar la dieta en verano, en vez de recurrir a otro tipo de productos menos naturales. En este sentido, debe primar la calidad con el fin de ofrecer las máximas garantías en cuanto a la higiene y composición nutricional.

Preguntas frecuentes sobre los helados y la dieta

Sí, es posible incluir helados en una dieta saludable siempre que se consuman con moderación. Los helados, al ser un alimento con alto contenido en azúcares y grasas saturadas, pueden representar un riesgo si se consumen en exceso.

Sin embargo, si se controla el tamaño de las porciones y se opta por alternativas con menos azúcar y grasas saturadas, los helados pueden ser parte de una alimentación equilibrada.

Los azúcares añadidos presentes en muchos helados pueden contribuir al aumento de peso, caries dentales y desencadenar problemas metabólicos como la resistencia a la insulina y la diabetes tipo 2.

Por tanto, se recomienda optar por helados con menos azúcar o sin azúcares añadidos para minimizar estos riesgos.

Los helados bajos en grasa pueden ser una opción más saludable en términos de reducir la ingesta de grasas saturadas, las cuales pueden elevar el colesterol y aumentar el riesgo de enfermedad cardíaca.

Sin embargo, es importante tener en cuenta que a menudo estos productos contienen más azúcar para compensar la falta de grasa, por lo que no necesariamente son la mejor opción.

Sí, existen alternativas saludables a los helados tradicionales. Algunas opciones incluyen helados a base de yogur, que pueden ser más bajos en grasa y más altos en proteínas, o helados a base de frutas, que pueden contener más fibra y menos azúcares añadidos.

Es importante leer las etiquetas nutricionales para asegurarse de que estas alternativas son realmente más saludables.

Los helados, por su alto contenido calórico, pueden dificultar el control del peso si se consumen en exceso. Sin embargo, si se consumen con moderación y se opta por porciones más pequeñas, se pueden incluir en una dieta equilibrada sin necesariamente contribuir al aumento de peso.

Para las personas que están tratando de perder peso, se recomienda considerar alternativas más saludables o reducir la frecuencia de consumo.